¿Cómo podemos transitar las emociones que afloran con la muerte de alguien muy querido? ¿Sentimos que quizás algo se terminó para siempre? ¿Se rompió y hay que repararlo? ¿Es posible atesorar esa grieta por donde también entra la luz?

Este libro rescata la belleza que está ahí aun en momentos tristes, contando una historia hecha de trazos y quiebres, de tiempo, pausa y cicatrices.

Vivi Maidanik

(Buenos Aires, 1990)

Ilustradora y diseñadora gráfica. En los últimos años vivió en Barcelona, Milán, Oslo y París, ciudades que tuvieron un fuerte impacto en su curiosidad por narrar la conexión íntima y compleja entre las personas y sus entornos.

Colabora con clientes en proyectos editoriales, portadas de libros, etiquetas de vino, campañas publicitarias, productos y textiles. 

El color del tiempo es su primer libro como autora integral.

Podés conocer más de su trabajo en vivimaidanik.com.ar, ver sus procesos cotidianos en Instagram y escucharla en “Pensar en Color”, un podcast de 10 episodios en donde las experiencias y aprendizajes de 16 profesionales nos invitan a conocer y habitar el mundo de la ilustración. 

«La literatura es distancia, un distanciamiento aplicado por el exceso de palabras a la viscosa manía de sufrir». En la escritura, dice Roland Barthes, «lo íntimo quiere hacer escuchar su grito frente a la generalidad». Gracias a él, dejo de avergonzarme de mis lágrimas, me siento reconfortada, protegida por esas palabras, que reconocen mi angustia sin convertirla en un trofeo, y que me permiten, sencillamente, dejar asentada mi pena. Las palabras forman esa especie de savia resinosa que los japoneses mezclan con oro en polvo para reparar los objetos rotos, para darle un valor nuevo a lo destruido: las palabras son el kintsugi de mi alma hecha pedazos.

Nathalie Léger, En busca del cielo (Chai, 2022)

La muerte… ¿Una cosa de chicxs?

de Darío Iván Radosta

Hablemos de la muerte con los niños

Alejandro Nespral
TEDxBariloche

Recursero LIJ

de Fundación IPA

¿Cómo hablamos grandes y chicxs de la muerte?

Lxs adultxs

Preferimos cuidar a lxs chicxs y mantenerlxs al margen: “No lo quiero preocupar.” “Es muy chiquita.” “No entiende”. “Le explico que el tío se murió y cada dos días me vuelve a preguntar cuándo vuelve… ¿Qué le pasa?”

Lxs niñxs

Son grandes observadorxs. Intuyen, se preguntan, conocen y registran los cambios. Si lxs adultxs no damos respuestas o damos respuestas confusas, ellxs van a armar sus propias teorías.  

Mitos y creencias erróneas sobre lxs niñxs y los duelos

  • Lxs niñxs no son conscientes de lo que están viviendo: a menor edad, menos percepción de lo que pasa.
  • El duelo dura más o menos un año.
  • El paso del tiempo lo cura todo.
  • Si estamos tristes, el fallecido estará triste.
  • Ocultarles el dolor lxs hará más felices.
  • Ir a los rituales de despedida lxs va a traumatizar.
  • Hay muertes peores que otras.

LA MUERTE en cada EDAD 

El concepto de muerte se aprende. Por lo tanto, se puede enseñar. Pero para aprender determinados conceptos necesitamos entender dónde está ubicadx esx niñx, joven o adultx en relación a su desarrollo cognitivo y emocional. 

Entender el concepto de muerte es saber que todxs nos vamos a morir (universalidad), que es inevitable, que cuando nos morimos no revivimos (irreversibilidad) y que perdemos las funciones vitales (insensibilidad post mortem). 

Si bien, como con todo aprendizaje, podemos tener un mapa del momento aproximado en que estamos listxs para adquirir determinados conocimientos, eso puede variar significativamente según nuestro contexto, las fortalezas y los desafíos cognitivos que tenga lx niñx, joven o adultx. Siempre es importante pararnos desde la neurodiversidad y evaluar. Sin embargo, los mapas nos sirven, nos ordenan. Lo que viene es un posible mapa. 

RECIÉN NACIDX A 2 AÑOS

No están ni cognitiva ni emocionalmente preparadxs para comprender el concepto de muerte. 

Su vivencia de la muerte es equivalente a la ausencia de sus cuidadorxs. 

Es importante mantener las rutinas, brindarles seguridad y estabilidad en las actividades de la vida diaria.

DE 3 A 6 AÑOS

Creen que la muerte es temporal y reversible. 

El concepto de “insensibilidad post mortem” todavía está en construcción.

Piensan que sus xadres y ellxs mismxs no van a morir.

Interpretan de forma literal los discursos sobre la muerte.

DE 6 A 10 AÑOS

Saben que la muerte es definitiva e irreversible.

Comprenden el concepto de “insensibilidad post-mórtem”.

Hacia los 8 o 9 años ya son capaces de comprender que ellxs también se pueden morir.

Desarrollan mucho interés por los ritos funerarios y pueden mostrar el deseo de participar en ellos.

DE 10 A 13 AÑOS

Empiezan a comprender el efecto y las consecuencias que traerán en su vida la pérdida, la muerte.

FACILITA

  • Enseñarles a valorar los recuerdos.
  • Compartir nuestras experiencias, emociones y sentimientos.
  • Solicitar su ayuda en los ritos de despedida.

DIFICULTA

  • Usar frases que no faciliten su expresión emocional.
  • Atosigarlxs sobre lo que les pasa.
  • Invadir su intimidad.

ADOLESCENCIA

El grupo de pertenencia será una red fundamental.

Es importante fomentar el encuentro e intercambio sin abrumar ni obligar.

Tienen plena conciencia de lo que significa la muerte y pueden formarse una explicación completa, tanto desde una perspectiva biológica como filosófica, ideológica o religiosa.

Ante la muerte de un familiar cercano pueden sentirse muy abrumadxs a consecuencia de la toma de conciencia que dicha pérdida va a suponer en sus vidas y en su futuro.

Es importante integrar a lx adolescente en todos los ritos de despedida y ofrecerle la posibilidad de participar activamente en ellos. Lxs jóvenes necesitan sentirse parte activa de la familia, dar su opinión y ser tenidxs en cuenta.

Información aportada por Fundación Ideas Paliativas en Acción (IPA), que apoya este libro y otras iniciativas de Muchas Nueces para hablar con las infancias, también, de lo que duele.