La Loreta y Pibe Roto (historias urgentes)
La Patxi & Susy Shock,
6 de agosto de 2025, Tucumán
Quiero llorar como lloran los niños del último banco
porque yo no soy un hombre, ni poeta, ni una hoja
pero sí un pulso herido que sonda las cosas del otro lado
Federico García Lorca
El placer de recibir a la Susy y la felicidad por el motivo que nos reúne esta noche. La Susy ha escrito una novela, pero no es la novela en sí lo que festejo, sino la historia, que son dos, pero es una. Y que es personal y universal, que es un libro, objeto fetiche de los cultos y los literatos. Y para nosotras, que venimos rengas de historias que nos relaten, se vuelve un hogar seguro lleno de maricas y de travas históricas que nos cuidan, nos guían y nos hacen reir con la carcajada más profunda, la que viene de la pena que supimos transformar, como transformamos nuestros cuerpos y nuestras vidas en las penosas y dichosas transiciones.
En La Loreta, la Susy nos trae una historia que relata con el preciosismo de este pulso herido que ronda las cosas del otro lado el devenir de nuestras vidas travestis, siempre del otro lado. Migrar para poder ser una, un migrar de silicona líquida que al principio se festeja porque «al fin las tetas y la cadera ancha» pero con el tiempo duele, como irse de tu casa sin opción. Historia que se repite, pero que nadie ha contado, más allá de la estadística y el porcentaje y el presupuesto de la ley y cuánto le cuesta al sistema heteropatriarcal cambiar un nombre en un documento.
Más allá de la crónica periodística, amarilla y de pensamiento vetusto, la Susy retrata los detalles escabrosos y sensibles de una vida travesti, de la calle, de la violencia y el abandono estatal, pero sobre todo del amor y la ternura que nos rodea, cuando descubrimos que al perder la familia de apellido, encontramos la familia verdadera, el clan al que pertenecimos antes de pertenecer. Cada cosa en su lugar, las travas con las travas.
Pero más allá de la segregación de este sistema, es encontrarnos obligadamente y poder entender que necesitamos este rancho aparte porque no somos igual que ellos: nuestra ternura ES REVOLUCIÓN, MUERTE, AUSENCIA Y HOMENAJE. Y hoy, después de haber leído su historia, La Loreta se queda en mí, cómo combustible de está inquietante revuelta. Como la Diana Sacayan, la Berkin, la Cyntia Moreira, la Ale Pawer y tantas más con el mismo desahuciado final.
En Pibe Roto aparece el amor, el vínculo sexo afectivo con los varones que a veces pueden y se permiten amarnos. ¿Amor de ficción? Me pregunto y descreo. Tantas veces este cuerpo trava ha intentado abordar el amor sin conseguir más que la ternura fingida de cuarto de hora que se termina con el final del turno o con la culpa que les produce el acabar con nosotras. Eyacular y acabar con nosotras, hasta que el deseo vuelva. Una vez la escuché decir a la Susy sobre talleres de escritura con chicas trans que antes que nada aparece el amor romántico, es el anhelo de una ficción que casi nunca y no a todas nos toca. Escribir como evocación del deseo, como un mantra. Que el hombre nos ame arriba y abajo de las sábanas, un beso en una cervecería repleta de escandalizadas miradas a las que por supuesto no haremos caso (porque ese beso que sucede es más que importante, inédito, inusitado).
Vamos a leer una historia de amor rota, como el Pibe que se ama y la ama a ella, como su corazón, el de la trava, que puede vivir un éxito pero siempre será lamentando la muerte y la miseria de las nuestras y de los obreros y de los pobres (que también son los nuestros, aunque a veces nos nieguen y nos corran).
Advertencia: sobre estas páginas se llora con este mismo Ilanto profundo que nace de nuestra desdicha y la hostilidad de un cistema que no nos comprende ni nos abarca. Que utopía que un macho, un chongo se permita amar en el margen, a una del margen.
El amor también es revolucionario, por eso el llanto en estos tiempos donde ser cruel es signo de campañas políticas que votaron tu vecino, tu tío, tu amigo y tu papá.
Los vamos a hacer mierda, pero sin abandonar la ternura y amando como nos sale, «como lagarta recorriendo los poros como ratona, haciendo fiesta de leona reposando como un ave que nunca se agota». Gracias Susy por ser y enseñarnos ser.
Gracias Susy, siempre.
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