Un cuento de Charly Astorelli ilustrado por Tutu, con un anexo increíble de Alicia Massarini.

 A veces pueden pasar cosas muy extrañas, como cuando Nahuel quiso comer una banana y se encontró con que adentro había una sandía. Y no solo eso: adentro de todas las verduras y las frutas que agarraba, había una sorpresa.

En esta historia, Nahuel piensa con patas de rana, visita a su amigo Salvador, come zapatates y juega con un tren mientras su vecino se ceba unos mates, pero no logra distraerse: en vez de irse, las preguntas se le quedan pegadas. ¿Cómo se descubrió que si tirás una semilla y la cuidás, sale una planta que capaz se puede comer? ¿Qué son los organismos genéticamente modificados de los que se habla por ahí?…

Este puede parecer un cuento un poco disparatado, es verdad. Pero atrás de las bandías y los mandariwis, este libro habla de muchas cosas que pasan en la vida real, tironeadas por intereses de unos pocos, y que afectan a un montón de personas.

A continuación, te dejamos un regalo: invitamos a una científica a que nos cuente un poco más sobre alimentos, semillas, cultivos, modificaciones genéticas y cómo pueden afectar nuestro buen vivir. Porque entender, creemos, nos hace más libres.

Isis Coalova

—Mirá, Nahuel, los seres humanos estamos en la Tierra desde hace más o menos 150.000 años. Al principio, nos alimentábamos con plantas, hongos y animales que encontrábamos, y nos movíamos en busca de alimentos cuando no había más. Pero hace aproximadamente 10.000 años, se inventó la agricultura. ¿Cómo fue? Algunos pueblos comenzaron a recoger semillas de las plantas que más usaban. Las plantaron y las cuidaron mientras brotaban y crecían, hasta el momento de cosecharlas. Gracias a esto, podían obtener sus alimentos en los lugares donde vivían y pudieron dejar de moverse tanto. Durante miles de años, las personas fueron mejorando sus cultivos, con paciencia y observación, lo que permitió obtener todas las variedades de cereales, frutas y verduras con las que nos alimentamos hoy. ¿Cómo mejoraban los cultivos? Volvían a sembrar sólo las semillas de aquellas plantas que tenían mejores características: las que daban frutos más sabrosos y alimenticios, que no tenían sabor desagradable ni hacían daño a la salud. Por ejemplo, te puedo contar el caso del maíz y los mayas, en México. Hace 9000 años, tomaron las semillas de una planta llamada “Teosinte”, que tenía una mazorca de sólo 2 centímetros de largo, y con tiempo y constancia sus descendientes fueron mejorando las propiedades de esta especie hasta obtener mazorcas de más de 30 centímetros y lograr más de sesenta variedades de maíz, que hoy consumimos.

—Así se les llama a las semillas que sufrieron una transformación en un laboratorio.
No son naturales ni “híbridas” (semillas que resultan de combinar variedades de plantas de una misma especie), sino que son el resultado de agregarle fragmentos de ADN —pedacitos
de la molécula que almacena la herencia genética de la planta— a una variedad existente. Estos fragmentos pueden ser tomados de una bacteria, un hongo, otra planta o de un animal, y se agregan para darle a la planta alguna característica con fines comerciales. Por ejemplo, que sea capaz de resistir una plaga o un veneno, para que la cosecha produzca mayores ganancias. Las semillas genéticamente modificadas (GM) sólo pueden ser producidas por laboratorios, tienen dueños (se patentan) y son vendidas por empresas. Entonces, el agregado de estos fragmentos de ADN tiene dos consecuencias preocupantes:

1. Los procesos de la Naturaleza han sido violentados. En la Naturaleza los miembros de una especie sólo tienen descendencia con otros de la misma especie. Las plantas no se cruzan con animales, bacterias u hongos, sino con otras plantas de su misma especie. Las semillas GM son rompecabezas genéticos, con una combinación de ADN que nunca hubiera ocurrido sin la intervención humana. No podemos anticipar qué consecuencias puede tener este experimento tanto en la salud de la personas como en la del ambiente.

2. Al crear una semilla “nueva”, con fragmentos de ADN de otras especies, las empresas pueden venderla. Así, se apropian del trabajo de cientos de años de agricultorxs que obtuvieron la semilla original para beneficio de su comunidad, un patrimonio de la Humanidad entera.

—Todo ocurre muy rápidamente con los cultivos GM: la semilla modificada se construye en un corto tiempo en un laboratorio; una vez que se comienza a vender, se expande muy rápido, porque se cultivan grandes extensiones. De esta manera, las especies tradicionales se pueden perder con el tiempo… Cuando una semilla GM comienza a cultivarse ampliamente porque produce un beneficio económico a los productores, se dejan de cultivar muchas otras variedades. Así, los cultivos GM afectan la diversidad de los alimentos. Por eso, en muchos lugares, pequeñxs productorxs generan Bancos de Semillas, para almacenar y conservar semillas de determinadas especies y con ciertas características.

Los alimentos que provienen de plantas cultivadas por métodos tradicionales ya pasaron largos procesos de prueba en la experiencia de los pueblos. Por eso, sus propiedades son muy conocidas por quienes los cultivan y quienes los consumen. Esto no pasa con los elaborados con plantas GM. Su seguridad está en duda, ya que no han atravesado el largo proceso de prueba que transitaron los cultivos tradicionales. Cuando se alteran los mecanismos de la Naturaleza, pueden ocurrir cambios que no podemos anticipar. Introducir fragmentos de ADN de una bacteria, un hongo, un animal o de otra planta en un cultivo puede alterar los componentes de la planta. Además de producir el efecto que se busca, podrían producirse sustancias tóxicas que pueden generar enfermedades. En muchos países, los alimentos que contienen cultivos GM o sus derivados tienen una etiqueta que lo indica, pero en otros, como Argentina, esto no sucede, de modo que la gente no puede elegir si desea consumir alimentos GM o no.

Los cultivos GM tienen impactos muy fuertes en la sociedad y el ambiente. Como producen importantes ganancias económicas para los grandes productores (para lxs chicxs no, porque requieren maquinarias costosas), generalmente estos cultivos se realizan en extensiones de miles de hectáreas. Lxs agricultorxs que tienen terrenos pequeños o medianos abandonan el campo. ¿Qué cultivan los grandes productores? Principalmente, soja GM. También maíz y algodón, pero en menor medida. Esta manera de cultivar un solo tipo de planta en grandes extensiones se llama “monocultivo”. La soja GM, actual monocultivo en amplias regiones de Latinoamérica, tiene una característica introducida en el laboratorio: las semillas producen una planta que puede resistir a una sustancia química que mata malezas llamada “glifosato”. ¿Y cuál es la ventaja de esa resistencia? Eliminar las malezas que compiten con un cultivo requiere mucha mano de obra, ya que hay que sacarlas una por una. 

Entonces, como la soja GM resiste el veneno, se rocían los campos con glifosato y todas las malezas mueren, pero las plantas de soja siguen en pie. Esto hace más barato el proceso de producción de la soja para los grandes productores, que la venden a Europa y a China. Esta forma de producción ha generado pérdida de biodiversidad (se han destruido ecosistemas y las especies que habitaban en ellos para plantar soja GM), se han encarecido muchos alimentos (porque su producción fue desplazada por la de soja GM), el uso del glifosato y otros venenos contamina el suelo, el aire y el agua (y esto afecta la salud de la población y de los ecosistemas), se han perdido miles de puestos de trabajo (porque los grandes productores sólo necesitan muy pocas personas y grandes máquinas para producir en enormes extensiones). Esta forma de producir, Nahuel, ha generado una agricultura sin agricultorxs. ¿A vos te parece?

La ciencia es un camino fascinante para acercarse al conocimiento del mundo: plantea constantes desafíos, permite pensar siempre nuevas preguntas y ha brindado herramientas que contribuyeron a la comprensión del mundo y a mejorar la calidad de vida de la Humanidad. Pero también ha sido proveedora de ideas y herramientas que produjeron dolor y sufrimiento, como la enorme diversidad de instrumentos mecánicos y químicos usados en las guerras. Los conocimientos y los elementos creados por la ciencia no son neutrales, porque la ciencia, como toda actividad humana, incluye valores, conflictos e intereses.
Es muy importante pensar cuáles son los caminos que deseamos para la ciencia, Nahuel. Si todxs nos vemos afectadxs positiva o negativamente por los desarrollos de la ciencia, toda la sociedad tiene que participar en las decisiones para orientar la investigación científica. Hoy en día, el desarrollo de la ciencia requiere de mucha plata y, a su vez, es capaz de producir resultados de los que pueden obtenerse grandes ganancias.

Por eso, pasa mucho que grandes empresas son las que financian el desarrollo de la ciencia y la tecnología para obtener rápidamente resultados que les permitan crear nuevas mercancías y aumentar sus ganancias, sin tener en cuenta el impacto que eso produzca en la salud y el ambiente. Este es el caso de las semillas GM.

Pero si toda la sociedad participa en las decisiones sobre cuáles son los temas y los problemas en que se requiere el mayor esfuerzo de los científicos y las científicas, es muy posible que la ciencia pueda hacer una contribución importante para la construcción de una sociedad más humana, más justa, más solidaria, protegiendo al ambiente y la calidad de vida de las futuras generaciones.

ALICIA

# Nací en el barrio de Palermo, en Buenos Aires, y me crié ahí, con mucho cemento. Por suerte mi abuelo tenía una casita en las afueras y los fines de semana plantábamos arvejillas, porotos y choclitos. Era muy emocionante el momento de cosechar y comernos esas cosas deliciosas que nos daba la tierra.

# Estudié en México, porque mientras quería estudiar, en Argentina había una dictadura militar y tuve que irme. Allí me encantó convertirme en bióloga. No sólo estudiar de los libros sino también salir con mis compañeres a encontrar en vivo lo que estábamos estudiando, en el mar, en la selva, en los bosques, en las zonas desiertas, donde encontrábamos fósiles, por ejemplo. Me encantan los fósiles porque nos dejan aprender sobre los procesos que permitieron el origen y la diversificación de las especies, para entender la historia de la vida, nuestro lugar en ella y cómo les humanes llegamos aquí.

# Me gustan mucho las frutillas y las naranjas. Unas son de verano y otras de invierno, así que cada una tiene su lugarcito en el mundo y en el tiempo. No me imagino que se pueda crear una fruta que combine las virtudes de las dos, pero sí me gusta mucho preparar juguitos y licuados de frutilla y naranja con hielo, que son deliciosos.

# Me hubiera gustado ser un cactus. Son bellos si los miramos con ojos atentos y entendemos que aun en ecosistemas muy duros, con muy poquita agua, son capaces de resistir, diversificarse y mantenerse, y el día menos pensado, después de una lluvia de verano, pueden dar una hermosísima flor que apenas dura un día pero que reúne toda la belleza de la Naturaleza y la complejidad del mundo biológico.

Sobre lxs autorxs

CHARLY

# Nací en el conurbano bonaerense, en Ramos Mejía. Fue una casualidad, esas cosas del destino o andá a saber. Lo que es seguro es que mi mamá justo pasaba por ahí cuando a mí se me dio por nacer.

# Mis dos frutas favoritas son los pelones y los higos. Los pelones por su color, porque son dulces, jugosos y con piel suavecita. Los higos porque son una intraflor, es decir, técnicamente no son una fruta, sino que florecen dentro de una vaina que después madura en la fruta que comemos. Conocer este dato hizo que los higos, que ya me gustaban desde antes, me gustaran mucho más y para siempre. Así que siempre ando buscando pelhigos por el mundo, pero todavía no encontré ninguno.

# Estudié para ser editor de libros, revistas y publicaciones digitales. Y trabajo como redactor, editor, corrector y periodista. Lo que más me gustó de lo que estudié es aprender a ayudar a la gente a plasmar lo que siente y piensa, porque cuando expresamos lo que sentimos, todo se siente mucho mejor.

# Si hubiera nacido planta o flor, posiblemente sería una parra, porque les gusta trepar y abrazar paredes y troncos, quedarse en los patios de la gente, escuchar su música, compartir su día a día y dar frutos dulces que pueden transformarse en un montón de cosas.

TUTU

# Nací en Río de Janeiro, Brasil, y estuve solo cuatro años allá, pero bastaron para que ame el mar, la música, la feijoada y claro, las frutas.

# Mis dos frutas favoritas son el maracuyá y el durazno… Me gusta el acento guaraní de la primera y que a la segunda le hayan dedicado tan hermosa y sangrante canción. La fusión de ambas sería, sin dudas, un riquísimo duracuyá.

# Estudié licenciatura en artes visuales y lo que más me gustó fue todo lo que aprendí después de estudiar.

# Si hubiera nacido planta o flor, sería un palo borracho (es un árbol, pero cuenta).

Ficha técnica

Formato cerrado: 14 x 21 cm
Tapa full color en papel ilustración mate de 300 gr
32 pag. full color en papel chambril de 170 gr
Encuadernación: Binder

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