¿Qué decimos las nueces cuando decimos «invención de mundos»?
Vamos a intentar que esta charla/conversa con Angie Juanto, una de nuestras preciadas amigas de tierras rosarinas, sirva de algún tipo de mapa y/o ventana para acercarnos a esa noción.

Buscamos adentrarnos un poco en uno de esos procesos que acompañamos, pispeando de más cerca o más lejos, hasta que se transforma en un objeto libro. Un algo colorido que pueda acariciarse y palparse, que provoque un descanso de las pantallas que todo lo rodean.

Bosque surge de un dibujo que Angie hace en un papel mientras sueña con una especie de Pie grande. Ese mito de que hay algún ser oculto entre las sombras de los árboles, algún bicho al cual no conocimos les humanes aún. Un ser al que todavía no le pusimos nombre.

Cabe recordar, antes de seguir con el relato, que Angie es la creadora de ODNI (Objeto Dibujable No Identificado). Podemos inferir, entonces, como buenxs detectives que a veces nos gusta ser, que a ella le gustan las cosas no identificadas, o no fácilmente identificables. Esas cosas a las que les ponemos figuras para poder imaginar desde hace añares, para creer que esas sombras, que se nos aparecen entre las ramas o en la noche, son cuerpos de seres que tienen otras caras y otras risas por conocer.

La idea de Bosque, el libro, surge entonces de lo que Angie llama “una criatura mágica”. En seguida, nos cuenta que apareció en su lápiz y creación un amigo perrito, “me lo imaginaba como un ser muy amigo de la naturaleza”, dice Angie con la voz simpática y llena de color que la caracteriza (dejamos por aquí link a su podcast Ilustratonta porque somos amantes).

Así fue que esa criatura se encontró rodeada de árboles y pinos, y apareció el tan encantado bosque.

Un poco más acá, en el mundo de les humanes, como la competencia y el reloj a veces mandan, Angie se encontró con la posibilidad de presentarlo a un concurso. No ganó, cosas que pasan, y que por suerte a ciertas personas con redes amigas esto no las desanima.

Le mostró ese dibujo a Gonza o Gonza lo pescó al vuelo y le dijo que Muchas Nueces sí quería ver a dónde llevaba la historia de ese bosque y esa criatura tan mágica… y ese perrito, claro.

Meli y Gonza se pusieron a soñar con Angie que eso pasara a versión papel. En un principio tenía texto, pero así como las palabras a veces nos anidan, otras veces necesitamos poder escuchar un eco que venga de más adentro y es por eso que se propusieron que fuera un libro silente. Es un libro en el que los dibujos desandan una historia que unx tiene que intentar reconstruir o inventar. Como quien lee las estrellas del cielo o las cartas de tarot, se pueden leer imágenes.

Otro datito del proceso de cómo se planta un bosque entre amigxs dentro de un libro, es que Angie había crecido, había pasado el tiempo, así que en realidad este enero de 2022 comenzó a dibujar todo de nuevo para esa propuesta.

“Siempre supe que era un personaje al que le importa mucho su entorno, es amable, le importan mucho les otrxs. Pero se suma en esta nueva idea del libro que la historia tenga relación con ayudarnos un poco entre todxs, con la idea de comunidad”, nos enternece Angie con la reflexión más clara y sintética de su propia obra recién terminada pero también cuenta: “Al ser silente, hay que ver qué interpretación le da la gente pero creo que algo que atraviesa el libro es pensar que los humanos estamos haciendo cosas malas y tal es así que ni siquiera podemos encargarnos nosotrxs de hacer las cosas, tienen que encargarse seres fantásticos”.

Para cerrar su atinada e inteligente lectura, nuestra amiga dibujanta cuenta que el parecido que ve entre sus dos creaciones, ODNI y Bosque, aunque son muy diferentes, es que ambos crean universos. Universos llenos de fantasía y de cosas en común, el del espacio exterior y el del bosque.

Por acá, acordamos con esa lectura y creemos que lo bello es que Angie no se acerca a esos universos como lejanías a explorar, no las ataca como pretenden hacerlo conquistadores de la galaxia o extractivistas, sino que las acaricia con colores, con posibilidad de intervenir, con trazos y con juego para que prestemos otro tipo de atención a esos mundos, una atención imaginada, de ojos y corazones bien atentos.

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