Compartimos una charlita con Euge Miqueo, autora de El Libro de los Cuentos Invisibles. Nos cuenta sobre cómo entiende los libros, por qué escribió éste libro y cómo surgen algunas ideas e inspiraciones que dan vueltitas en sus páginas. Es una mirada especial de alguien que juega el juego constante de narrar historias y crear personajes, una mirada con la fuerza de la “infancia inagotable”. Esperamos que disfruten el libro y esta conversa tanto como nosotres.
¿Cómo se definiría Euge a sí misma y cuál es su relación con los libros? ¿Cuál es su historia/leyenda?
Definirme me resulta muy difícil, me da cierto pudor (tal vez eso me defina un poco). Hice mil millones de cosas distintas en mi vida, creo que nunca dejará de haber cosas que me interese hacer o saber. Eso, cuando era más joven, me torturaba un poco. Creía que no tenía vocación. Después descubrí que la vocación estaba ligada al saber en sí mismo, casi de cualquier cosa, y eso me tranquilizó un poco. La contra de esta nueva mirada es que tengo que luchar con la sensación de estar parada siempre en un lugar inseguro, de no saber lo suficiente o no tener la experiencia suficiente en determinada área.
Algo que sí es constante es la necesidad de crear cosas y de contar y escuchar historias. Hice teatro, mimo, plástica, música, narración oral, siempre por ahí. Aunque también tuve desvíos eh…
¿Cómo es tu historia con la escritura y la lectura? ¿Y con los cuentos?
La lectura estuvo en mi vida desde chica, en cambio, la escritura es un gusto adquirido en la adultez. En mi casa había libros, nos compraban cuentos y, sobre todo, creo que lo más importante para desarrollar el gusto por la lectura fue que mi mamá era o es una gran lectora. Siempre leía. Recuerdo novelas de Wilbur Smith o Barbara Wood que ella leía y nos leía a nosotros en voz alta. Decía “mmmm” cuando había partes que eran fuertes para nuestra edad. Eso me encantaba. Y también recuerdo como algo importante en mi vida lectora una novela que nos dieron para leer en el colegio. Creía que me iba a aburrir y estuvo buenísimo. Estaba en primer año de la secundaria, creo que ahí me convertí en lectora.
En cambio, la escritura llegó de grande. Siempre tuve una gran imaginación (acá sí me estoy definiendo) pero todo lo que me imaginaba quedaba en mi cabeza, no lo plasmaba de ninguna manera. De grande me animé a escribir y me resultó fascinante. Crear mundos y habitarlos por un rato es increíble.
¿Quién es Franco?
Inevitable empezar diciendo que Franco es mi hijo, ahora tiene casi 12 años, y es un gran compañero de aventuras. Le propongo disparates y nunca me deja pagando, siempre tiene una respuesta creativa, divertida y fantástica. A partir de ser su mamá mi costado lúdico y creativo se disparó porque se toma con absoluta seriedad las propuestas más absurdas. Eso es genial. Es muy curioso, le gusta investigar cosas y escuchar historias de todo tipo. Cuando escucha el nombre de una persona que no conoce lo primero que hace es googlear, buscar qué hizo o por qué esa persona es conocida y en qué época vivió. Es fanático del fútbol, le gusta la historia y es un campeón en el conocimiento de las banderas del mundo. Tiene muchísima memoria, algo que envidio un montón.
¿Por qué o cómo surge la idea de “Cuentos invisibles”?
No recuerdo exactamente cómo surgió, tiene que ver con la idea de tradición oral, de las historias que pasan de generación en generación sin estar fijadas en formato libro. Algo muy común en este libro es que muchas de las historias o conceptos surgieron de mi juego o interacción con Franco: algo que me preguntó (como, por ejemplo, cuando señaló al recuadro de la Antártida en un planisferio y me preguntó si esa era la puerta del infinito), algo que dijo o, incluso que no comprendió bien me dieron ideas para escribir los cuentos. Charlamos un montón y yo me enriquezco muchísimo de esos intercambios.
¿Por qué la invocación a María Elena Walsh? ¿Cómo surge y qué sentís cuando la mencionás?
María Elena Walsh es mi infancia entera, las canciones que cantábamos una y otra vez. Todas las canciones cuentan una historia y eso me parecía fascinante. Por otro lado, mi infancia me resulta inagotable a la hora de crear historias o dibujarlas. Siempre le ando rondando, se podría decir que tengo un vínculo muy fluido con mi niña interior.
¿Qué sentís/creés que son las leyendas y por qué inventarlas?
Me gusta de las leyendas dos cosas: el vínculo de la realidad con la ficción y la transmisión oral. Por otro lado, las leyendas están vinculadas con la historia de una comunidad, con cómo esa comunidad se cuenta a sí misma. A mí me gustó esa idea de relato de transmisión oral, vinculado a la historia de una comunidad y que mezcla ficción y realidad para contar el universo de la infancia que, de alguna manera, se construyen con una pata en la realidad y otra en la ficción. Pensemos en todos los personajes que habitan la infancia: papá noel, los reyes magos, el ratón perez, etc. De algún modo la ficción y la realidad están entretejidas, eso me fascina. Meterle fantasía a la vida cotidiana es algo que hago bastante, como, por ejemplo, cuando Franco era más chico jugaba un partido de fútbol con su amigo invisible o convocamos a los duendes del sueño antes de dormir. Por eso digo que es un gran compañero de aventuras. Viviría así todo el tiempo.
¿Cómo te encontrás con la idea de ofrecer el corazón? ¿Y la de “así me lo contaron y así te lo cuento”?
Son las dos frases que funcionan como marco a la leyenda ficticia. Una vez leí en un libro de Marcela Serrano que las mujeres mayas al terminar sus historias decían: “Es lo que está en mi corazón” y se ponían una mano en el pecho. Me pareció algo hermoso, que resumía muy bien la idea de lo que unx pone de sí mismx cuando cuenta una historia. Por más ficción que haya en el cuento siempre están mis fantasías, miedos y deseos, siempre estoy yo ahí compartiendo mi universo. Por otro lado, “así me lo contaron y así te lo cuento” tiene que ver con la transmisión oral. Al narrar un cuento en forma oral siento que entro en una especie de transe, de conexión absoluta conmigo misma y a la vez de entrega.
¿Tenés una leyenda favorita cuál es?
Del libro que hicimos con Johanna te diría que “La puerta del infinito” y si tengo que hablar en general, me gustan mucho las adaptaciones de leyendas orales que hizo Ana María Shua como, por ejemplo, en el libro Concurso de Mentirosos y otros cuentos o El hombre de fuego. También, “El hombre que soñó” en la adaptación de Laura Devetach para niñxs o de Borges para adultos.
¿Cómo definirías/contarías el proceso de editar tu obra en Muchas Nueces?
Creo que estaba destinada a esta editorial jajaja. Mi hermana que le encanta la astrología diría que hubo un montón de señales. Pasaron tres cosas y se dieron al mismo tiempo: estaba escribiendo el libro, que era muy fiel a mi misma y a la dinámica que tengo con mi hijo, no sabía si sería “material publicable” cuando, sin prestar atención a la editorial que lo publicaba compré en una librería Cuentos para una futura niñocracia de Juan Pablo Saez Gil publicado por Muchas Nueces. Al leerlo con Franco, sentí que era un libro hermano, que sí existía ese libro podía existir el mío. A su vez, en la facultad, una compañera me recomendó que leyera a Susy Shock, yo no la conocía, y al buscar sus libros llegué a Muchas Nueces. Para completar esta especie de llamado, conocí de casualidad a una amiga de Susy que me dijo que conocía una editorial re canchera para publicar mi libro, que por qué no me contactaba. Esa editorial, era Muchas Nueces. Así que con todo esto y el libro terminado, me animé y escribí. No era la primera vez que me comunicaba con una editorial y enseguida me sorprendió la calidez y el respeto por el trabajo ajeno. Me siento muy cómoda y tranquila porque veo el trabajo que hay detrás, la cantidad de personas que intervienen para que cuando salga el libro sea un producto que no solo me haga feliz sino del que pueda estar orgullosa.
¿Qué es para Euge ofrecer una historia?
Bueno, siempre me siento un poco vulnerable cuando ofrezco una historia porque muestro mucho de mí, aunque sea totalmente ficticia, ahí están mis fantasías, deseos y temores. Además, siempre que escribo o cuento una historia entro en ella, entonces es como habitar una realidad paralela diseñada a mi gusto y placer. Una locura.
¿Qué función creés que tiene la literatura y la imaginación en el mundo actual?
No me gustaría empezar a redactar beneficios de la lectura o de la imaginación porque siento que refuerzo un discurso utilitarista, como si tuviéramos que encontrarle un propósito a todo lo que hacemos por que si no vale. Dicho esto, creo que la imaginación entendida como construcción de un pensamiento que no necesariamente está anclado en la realidad como condición para existir hace la vida más divertida y con eso me basta.
Por otro lado, la literatura ayuda a construir imaginarios posibles donde lxs lectores podemos encontrarnos. Eso es poderoso. En la lectura encontramos posibilidades, otras formas de existencia, de entender el mundo; nos conmovemos, emocionamos, asustamos, y no menos importante, nos entretenemos. Además, genera temas de conversación con los demás: me encanta que mi marido me cuente el libro que está leyendo mientras desayunamos o charlar con Franco mientras leemos juntos a la noche, que me cuente qué le gustó de determinada historia. Pueden parecer cosas menores pero en mi vida cotidiana me llenan de alegría.